¿Cómo evitar la brisa bolivariana?
por Kurt H. Noeding Koltermann
Colegiatura CEL # 06326
Necesitamos reconfigurar, de manera adecuada, el marco institucional-ético del Perú, para evitar que se repita una situación similar a la que nos está llevando al re-surgimiento del senderismo político.
El Perú sigue organizándose económicamente bajo un patrón conocido en la literatura especializada, como de “rent seeking”; es decir, bajo un capitalismo “burocrático”, donde los diferentes agentes económicos se organizan, principalmente, de manera política para controlar el aparato estatal, tanto en su aspecto legislativo, como en sus aspectos de aplicación del poder coercitivo estatal por los distintos niveles de los gobiernos (central, regional, local). También en los aspectos de administración de justicia se busca el fin de bloquear fuerzas competitivas oponentes, y asegurarse beneficios “extraordinarios” por encima del rendimiento “normal” que predominaría bajo condiciones competitivas.
Esto implica que los agentes económicos están más preocupados por desarrollar sus capacidades de relaciones públicas, muchas veces debidamente “aceitadas”, con los distintos niveles y poderes del Estado. No están preocupados en innovar sus productos, mejorar sus talentos técnicos, innovar sus métodos productivos o desarrollar y aplicar nuevas tecnologías para el mejor servicio del ciudadano consumidor. Mas bien, la competencia emprendedora se retrotrae del área productiva del mercado de bienes y servicios, y se traslada a la dimensión del mercado de favores políticos. Por eso, trágicamente, como peruanos aprendemos de muy niño que “el vivo vive del tonto, y el tonto de su trabajo”, lo cual también se refleja en nuestras preferencias vocacionales como estudiantes, tendiendo a elegir carreras que nos capaciten para manejar el poder político, y elegir menos carreras del ámbito técnico.
Un problema que surge de esta forma de organización económica es que los distintos grupos económicos, al competir por el control del aparato estatal, no sólo sacrifican recursos escasos que, de otra manera, estarían generando un mayor nivel de vida para los peruanos, sino que, al bloquear la competencia, inhiben la expansión económica, aumentando el desempleo de los recursos productivos, y concentrando la distribución de renta del país, aumentando así la desigualdad relativa y destruyendo nuestra capacidad de crear valor.
Lo interesante, desde el punto de vista práctico, es que esta forma de organización, perjudicial para el conjunto de la sociedad, responde a estrategias de conducta dominantes de la búsqueda particular e individual del lucro, bajo ciertas reglas de juego, éticas, políticas e institucionales: derechos de propiedad mal definidos y mal defendidos por la justicia, libertad parcial y segmentada para comerciar, con poca competencia y un marco de valores que premia la “criollada perversa” y desincentiva las conductas de las personas honestas; así se tiende a frustrar el desarrollo de los talentos y facultades productivas, y a concentrar la renta en actividades políticas ociosas y perversas, creando un caldo de cultivo para la inestabilidad e injusticia social.
Por el contrario, lo novedoso en la Edad Contemporánea, que sorprende a tiros y troyanos, es que los países capitalistas desarrollados han demostrado que, si se redefinen las reglas de juego con un marco ético-institucional adecuado (correcta y legítima definición de los derechos de propiedad, protección eficaz de la misma por la justicia con igualdad ante la Ley, libertad amplia y general para comerciar, de tal modo que se fomente la libre competencia; y un marco de valores cuyos incentivos alineen los actos honestos con el reconocimiento social), dentro de asi un marco, esas mismas fuerzas egoístas, que buscan el lucro, se canalizan hacia el desarrollo de una organización social de la cual todos se beneficien mutuamente, puesto que, bajo un sistema de libre concurrencia, la única forma de lucrar es poniéndose al servicio del ciudadano consumidor. ¡Urge una reforma institucional que nos lleve a un capitalismo liberal y popular!