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“EL FAMOSO PROFE TOURETTE”

Profesor Tourette

Un día, cuando sólo era un niño, Kurt Noeding le preguntó a su mamá ¿qué tenía él? Ella no pudo contestar y solo apuntó a llorar. En ese momento, aquel niño entendió que debía ser él quien averiguara la razón por la que hacía y decía cosas invol- tarias a modo de arranques frenéticos. Hoy, 50 años después, es un hombre decidido a cambiar la realidad del Perú.

Una crónica – perfil
06 de enero del 2024

“PER ASPERA AD ASTRA”.
“A TRAVÉS DEL ESFUERZO HACIA LA ESTRELLA”

“A MANERA DE PRÓLOGO”

“Querido Kurt:
Muchas gracias por enviarme el texto sobre tu apasionante vida. Eres un héroe, te has sabido sobreponer a dificultades muy muy grandes…

No olvido nunca que fuiste tú quien, de su viaje a Alemania, me trajo los Gesammelte Werke de Carl Menger, en una época en que nadie hablaba de escuela austriaca…

La historia de tu vida es realmente conmovedora y puede ser motivadora para tanta gente que tiene dificultades enanas al lado de las tuyas. Me gusta que no esté contada desde el autocompadecerse, sino desde el lugar de la lucha y la superación…

Lamentablemente, no puedo hacer un “prólogo” a este texto, debido a que lo ponen como parte de una manifestación partidaria. Tengo la convicción de que no debo meterme en eso, así como tú debes tener la convicción de no meterte en inversiones de esmeraldas! (disculpa la broma)…

Tu vida es como de novela. En realidad, es mucho más que lo del mensaje partidario.”


Citado de una comunicación personal de un famoso locutor
limeño (compañero en doctrina política).

“La p*$#! que te parió”

Un día cualquiera podrán ver a Kurt Noeding Koltermann vistiendo un polo amarillo con un león estampado. En su casa, en el parque, en restaurantes, dando conferencias, en reuniones con amigos. En todo momento. Una pequeña mues- tra de la convicción que envuelve a las decisiones que toma.
Ahora, militar en un partido político de corte liberal.

Todos los liberales del Perú y muchos en el ex- tranjero saben quién es Noeding, pero no todos sa- ben por qué usa el apelativo del “Profesor Tourette”. Esto, él lo resuelve rápidamente explicando qué es el “Síndrome de Gilles de la Tourette” a modo de ad- vertencia, para que sus espectadores no queden ex- trañados cuando diga una grosería en voz alta o haga un movimiento vertiginoso.

“Es un trastorno caracterizado por movimientos repetitivos o sonidos indeseados (tics) que no se pueden controlar con facilidad. Por ejemplo, la per- sona afectada puede, de manera repetida, parpadear, encoger los hombros o emitir sonidos raros o palabras ofensivas”, explica Noeding cada vez que conoce a alguien.

Una vez advertidos, no es tan extraño y muy comprensivo verlo mostrarte el dedo medio, escuchar un: “la p*$#! que te parió”, o incluso que se acerque a tocarte cualquier parte del cuerpo. Quizá el mejor testigo y más perjudicado de su Tourette, sea su celular que lleva las marcas de las tantas veces que terminó estrellado contra una pared o el suelo.

El Tourette es una rara enfermedad que no tiene cura, pero si trata- miento. Lamentablemente, muchas personas no pueden superarla y termi- nan postradas en la depresión y pasan al olvido. Sin embargo, hay algunos que lograron superar la enfermedad y pasar a la historia como el composi- tor Wolfgang Amadeus Mozart, el emperador Napoleón Bonaparte, el zar de Rusia, Pedro El Grande. Hoy en día los más populares, los cantantes Billie Ei- lish y Lewis Capaldi, y anteriormente, el cantante de Nirvana, Kurt Cobain.

“Los padres del Profe y la Guerra Mundial”

Noeding nació también para ser un grande. Es lo que el trayecto de su vida cuenta, como si fuera su irremediable destino, considerando que ex- iste casi de milagro, pues la historia de su familia pareciera ser sacada de una película basada en la segunda guerra mundial. El origen germánico, de tres de sus abuelos, casi le valen la vida de sus dos padres. Carlos Noeding e Hilde Koltermann, quienes, pese a nacer en el Perú, fueron arrastrados por el destino al conflicto bélico más cruel de toda la historia.

Para 1936, la mamá de Kurt era tan solo una niña de 5 años, quien vivía en su natal Moquegua con su mamá, también moqueguana y su padre de origen alemán. Este conservaba amistad con un funcionario de su país de origen, quien lo convenció de regresar a Europa para hacerse cargo de una lavandería beneficiada con un contrato para lavar los uniformes de los soldados. No obstante, al cabo de unos años los padres de Hilde Koltermann se dieron cuenta que cometieron el peor error de su vida.

Padres Profe Tourette

Cuando la balanza de la guerra se inclinó contra los alemanes, aquella lavandería fue confiscada por el Gobierno. El abuelo materno de Kurt fue enviado a pelear contra los rusos. Mientras tanto, Hilde y su mamá tuvieron que acostumbrarse a vivir precariamente como cualquier otra familia alemana de la época

Foto Familia Abuelo

De otro lado, en 1941, el padre del Profe Tourette era sólo un niño de 13 años, viviendo con sus padres en Lima, muy alejados de las balas. Hasta que EE.UU. y Perú entraron oficialmente a la guerra. El Estado peruano confiscó las propiedades de la familia paterna de Kurt y luego envió a todos sus miembros a un campo de concentración en Norte América.

En aquellos años, era muy común el intercambio de prisioneros. Es así que los Estados Unidos intercambiaron a la familia paterna de Kurt, junto con muchos otros alemanes que tenían capturados en su país, por soldados americanos capturados en Europa. Esto no significó ninguna mejora para la familia. Todo lo contrario, pues ya en manos del Estado alemán, Carlos Noeding fue enviado a pelear en el frente siendo solo un adolescente

“La guerra fue horrible. A mi abuelo se le congeló una pierna peleando en Rusia. Por eso, lo mandaron al frente francés. Ahí lo capturaron y lo mandaron a un campo de concentración, donde esa pierna se empezóa gangrenar. Los  guardias  franceses  se emborrachaban y jugaban tiro al blanco con los prisioneros”, cuenta Kurt una de las tantas anécdotas de su familia.

Terminada la guerra, ambas familias hicieron hasta lo imposible para regresar al Perú. Años después, los padres del Profe Tourette se conocieron y formaron una familia con cuatro hijos, siendo Kurt el menor y más consentido por sus padres. Nació en un Perú que aún respiraba democracia en el primer gobierno del presidente Belaúnde Terry.

“Los Laureles Deportivos de dictador Velasco y el amor al Perú”

Noeding era un niño como cualquier otro; no obstante, a los seis años empezó a presentar los primeros síntomas del “Síndrome de Gilles de la Tourette”. Esto ya era grave, sobre todo, porque en 1971 no se sabía nada de esta enfermedad. Mucho menos en Perú. La frustración cayó en sus padres, quienes tenían que enfrentar un mal que no conocían.

Por su parte, el Profe Tourette, mientras pasaban los años se iba dando cuenta que no era un niño normal, así que empezó a pedir explicaciones que no tenían respuestas. Pero no solo eso, pues al ver el dolor de su madre cada vez que se tocaba el tema, entendió que tendría que ser él quien averiguara la razón de su extraño actuar.

Empezó haciendo preguntas al psicólogo de su Colegio Alexander Von Humboldt, donde pasó toda su etapa escolar; sin embargo, este tampoco le pudo dar explicaciones. En los años setenta, en plena dictadura militar, no existía internet y la información era muy limitada, por lo que, para un niño como él, le significó una odisea intentar buscar información de una enfermedad totalmente desconocida para el mundo.

Por esos años también la familia del Profe Tourette se hizo muy conocida a nivel nacional e internacional; pues su hermana, la atleta Edith Noeding, se hacía de un lugar en la historia deportiva del Perú al ganar los Juegos Panamer icanos de México de 1974; por lo que, incluso el Estado, con el General Velasco al mando, le otorgó los “Laureles Deportivos” un año después.

Edith Noedding

Kurt pudo ver desde muy niño los logros deportivos de su hermana, que eran exaltados aún más por los gobiernos militares. Ella se paseaba por todo Latinoamérica ganando campeonatos Sudamericanos y Bolivarianos. Edith era conocida por la prensa peruana como la “Gacela de Oro”. Esto hizo que en el Profe Tourette despertara un gran amor por su Perú.

Tanto fue así, que ya al finalizar la secundaria tuvo la oportunidad de ir a estudiar gratis en Alemania, pero fue él quien prefirió quedarse a vivir en su país natal. Además, que la democracia había vuelto al Perú con el retorno del presidente Belaunde. No es la primera vez que Noeding tomó una decisión pare- cida, pues por su Tourette podría vivir hoy en día muy cómodo en Europa con una pensión por incapacidad, sin embargo, su amor por el Perú no lo deja irse

Velazco Belaunde

“La opción anti-totalitaria”

Una tarde de setiembre del 2023 tuve la suerte de por fin conocer al famoso “Profe Tourette”. La mayoría de liberales del Perú y el mundo sienten miedo o repugnancia a la política. Despotrican de ella y alardean de su confortable vida académica. Son pocos los que, como dice el presidente liberal de la Argentina, Javier Milei, se disponen a “entrar al charco de barro para cambiar las cosas”. En Perú, Kurt es uno de esos pocos intelectuales liberales que de- cidió entrar al barro.

Me invitó a pasar a su oficina; la cual, se ve como la oficina de todo intelectual. Llena de libros. Libros en los libreros, torres de libros sobre su mesa. Donde se voltee a ver hay más y más libros. Junto a su escritorio dos monitores de su computadora des- de la que dicta cursos; además de estudiar actualmente, vía online, su cuarta maestría, ahora en Economía en la Universidad de las Hesperides, y un diplomado en estudios avanzados en Economía Integral en la Universidad de Fribourg. Su oficina es un templo del saber.

Tourette

Sin embargo, esto no fue siempre así. Cuenta que en sus años de cole- gial tenía una vida muy rutinaria y ordenada hasta II de Secundaria. Luego se desbandó y desordenó. Solía escapar de clases para irse de fiesta, huyendo del cumulo de ideas perversas que sus docentes difundían desde Primaria entre los alumnos. En cierto momento esto captó su interés en adelante.

“Mis profesores de colegio con su marxismo nos imputaban la responsabilidad por la pobreza del Perú. Esto me llevó a elegir la carre- ra de ciencias económicas”, cuenta. Aquellos docentes promovían un sen- timiento de culpa entre sus alumnos por supuestamente tener una vida privile- giada. Esto, más la férrea disciplina que su madre inculcaba en sus estudios, hizo que Kurt empezara a estudiar más, en paralelo a las fiestas, para saber si sus profesores tenían o no razón.
Es así que terminado el colegio, logró conseguir una beca en la Universidad del Pacífico, donde hizo su licenciatura en economía, mantenién- dose en el cuarto superior. No obstante, los también profesores socialistas de Noeding en la universidad, no lo ayudaron a entender la economía, sino a intensificar el discurso marxista.

Juventud Kurt

En su primer año como universitario, su metro ochenta de estatura, buen parecido y cuerpo fornido, le valieron para ser modelo en un comercial de tele- visión de Ron Pomalca. Una bebida que acompañó la vida del Profe Tourette hasta terminada la universidad. Al parecer, una vida bohemia, en paralelo a su facilidad para aprobar los cursos universitarios, era su único consuelo para enfrentar su enfermedad aún desconocida para él y su familia

Durante los años ochenta el Perú pasaba por su peor momento económi- co en el primer gobierno de Alan García. El joven presidente aprista decidió que era una buena medida estatizar la banca, lo que ocasionó que el hoy Premio Nobel Mario Vargas Llosa, saliera a oponerse y fundara el tan recordado “Mov- imiento Libertad”; al cual, pertenecieron muchos jóvenes universitarios como Noeding. Ahí empezó a hacer amigos liberales, como el conocido periodista Federico Salazar, quien le dio la bienvenida al liberalismo.

“Yo buscaba una solución que no fuera ni marxista, como me imponían en el colegio y universidad; ni tampoco fascista, como lo proponía el lado opuesto. Ambas escuelas eran la moda de la época. Es así que me reúno con mi gran amigo y periodista, Federico Salazar quien me expone la Escuela Aus- triaca de Economía, que me fascino inmediatamente”, cuenta.

“De agnóstico a católico, por mediación de Lutero”

En su sala comedor resaltan los cuadros en la pared que hacen alusión al país de casi todos sus abuelos. Un mapa detallado de Alemania, una imagen de la caída del muro de Berlín y el que más causa interés, una imagen de la mamá de Kurt junto al presidente de la República, Ollanta Humala y el presidente de la República Federal de Alemania, Joachim Gauck.

La familia de Noeding aprovecha el dominio que tiene del idioma Alemán y los contactos que conservaron allá, para fundar una asociación dedicada a in- tercambios culturales para escolares entre Perú y Alemania; por lo que, solían visitar el viejo continente por temas laborales. A mediados de los años noventa, Kurt aprovechó su estadía en Europa para estudiar teología en el Seminario de la Iglesia Evangélica Luterana de Baja Sajonia.

El interés por la religión, despertó en Noeding al finalizar la secundaria cuando conoció al misionero luterano Hans Mehnert, quien activó un movimien- to de avivamiento espiritual entre los jóvenes de su colegio. El Profe Tourette volvió a creer en Dios, pues años antes se había declarado agnóstico y pidió ser retirado del curso de religión ya que dudaba de la existencia de un Dios que lo condenara a vivir con una enfermedad que lo atormentaba todos los días.

Catolico Lutero

La convicción que lo caracteriza, hizo que después del colegio se in- teresara cada vez más en Dios, por lo que, llegó a ser Presidente de la Con- gregación Evangélica Luterana Cristo Rey, cuando ya estaba casado. Su apego a la religión convirtió a Noeding en una persona muy tóxica, sobre todo con los católicos. “En ese entonces, consideraba mi deber presentarles el evangelio de la salvación por la sola fe”, cuenta. La crítica a la infalibilidad del Papa, la práctica de la necromancia al dirigirse a santos fallecidos, etc. eran sólo algunos temas con los que atormentaba a sus amigos y familiares.

Sin embargo, ser un hombre con convicción no es lo único que lo car- acteriza, sino también su capacidad ref lexiva. Él se dio cuenta de que la Iglesia Luterana, en su versión ortodoxa, contradecía sus principios, al asegurar que bastaba la fe para asegurarse la salvación, sin poder perderla; es decir, que una persona podía ir al cielo así haga las cosas más horrendas, por solo “creer”. A diferencia de los teólogos católicos, quienes afirman que la fe en Dios debe ser ref lejada en buenas obras.

“Estoy llamado a realizar buenas obras, no para ser sal- vo, sino porque ya soy salvo por la fe en Cristo y mien- tras mantenga la fe”, es la idea con la que Noeding di- rige su vida, y la misma por la que, desde el 2014, a raíz del estudio de la Declaración Conjunta acerca de la Doc- trina de la Justificación de Católicos-romanos y luteranos, abrazara la iglesia de su abuela materna, moqueguana, cuya devoción por San Martín de Porres la inclinó a co- locar hace muchos años una imagen del santo sobre el dintel de la puerta de ingreso a la casa de Kurt

“El infierno de los fármacos”

En el Movimiento Libertad, también conoció a una chica, cuyo risueño carácter y sociabilidad le llamó la atención y con quien empezó una relación muy larga. Al mismo tiempo en EE.UU más casos como el suyo fueron estudi- ados y fue así que recién a sus 23 años descubrió que tenía Tourette. Hasta entonces, la idea de estar loco lo acompañó y atormentó durante su niñez, ado- lescencia y parte de su juventud. Sólo el auto ref lexionar que un loco no podría estar consciente de su locura, calmaba ese tormento.

Culminada la universidad decidió estudiar un diplomado en el Programa Avanzado de Dirección de Empresas (PADE) en finanzas impartido por ESAN; el cual, le sirvió para postular a una multinacional con otras 50 personas, ya que el sueldo era muy alto, incluso para un ejecutivo del primer mundo. En su informe de evaluación se descubrió que cuenta con un cociente intelectual de 121, que corresponde a un nivel de inteligencia superior, por lo que, terminó consiguien- do el trabajo soñado para muchos.

Al ver que su suerte estaba mejorando sustancialmente, decidió con- traer matrimonio a los 26 años con aquella pareja que conoció en el Movimiento Libertad. No obstante, la detección de su enfermedad no significó el inicio de una vida saludable, que era lo único que le faltaba para ser plenamente feliz; sino, todo lo contrario.

“Los tóxicos medicamentos que recibía me hacían caer y recaer en espantosas depresiones y ataques de pánico y angustia, a tal punto que en un año traté de suicidarme dos veces. Hoy sé que las ideas suicidas surgieron de los tóxicos fármacos que me daban”, cuenta Noeding recordando cómo su vida se convirtió en un infierno, para luego perder todo lo que había conse- guido hasta el momento. Empezando por ese trabajo como Gerente Administrativo Financiero en aquella multinacional.

Cuenta que había oportunidades en las que permanecía debajo de la ducha por horas tratando de aliviar el terrible estado en el que lo dejaban aquel- los medicamentos. Su esposa y madre intentaron ayudarlo sin éxito, solo les quedó aprender a vivir con este nuevo problema. Esto trajo problemas que sobrepasaron los límites tanto de la esposa como de la familia del paciente Noeding. Lo cual hizo que se abriera un brecha entre estos, contrariedades penosa- mente comúnes en situaciones complicadas como estas.

En una de esas tantas oportunidades en Europa, el Profe Tourette tam- bién descubrió una clínica que hacía experimentos con pacientes como él. “Me dejé ser tratado como un conejillo de indias a cambio de que se me diera un tratamiento y se me prescribieran medicinas adecuadas. Sin embargo, estas fueron aún más tóxicas y podían producirme un infarto fulminante e inespera do”, recuerda él con mucha pena, aunque pocos años después, la alegría del nacimiento de su hija, Christine, en 1999, lo hizo llenarse de regocijo, según cuenta y manifiestan sus ojos.

Pese a todo, el espíritu inquebrantable de Noeding, y el nuevo impulso del amor a su hija, lo empujaron a seguir estudiando ahora una Maestría en Administración en la Universidad ESAN. Ese mismo espíritu lo animó también a seguir buscando ayuda, hasta que, por fin, a sus 38 años, logró conocer al Dr. Aitor Castillo, quien empezó a darle el tratamiento adecuado para controlar su Tourette sin mellar su salud emocional.

“La ingenuidad estafada”

Me enteré de que él, junto a un grupo de personas, fueron estafados por miles de soles al comprar acciones de una academia liberal que no existía. Lo peor, fue que la persona que les hizo la venta es el principal promotor de un partido político al que Noeding pertenecía antes. Al darse cuenta de la esta- fa, decidió abandonar ese proyecto. Yo vi la oportunidad de invitarlo al partido político del león que hoy se puede ver en su pecho.

La calidez de su voz sincera y su gran carisma hacen imposible no hac- er amistad con el “Profe Tourette” en unos cuantos minutos. Por algo, algunos jóvenes lo han rebautizado como el “Tío Tourette”. Junto a él, un amigo chileno que conoció en las clases de su maestría. Un día, éste le dijo que tenía serios problemas en Santiago y necesitaba huir de ahí. Kurt le ofreció pagarle su pasaje a Perú, sin imaginar que éste llegaría con su esposa, tres hijos y sin una moneda en el bolsillo. Durante dos meses tuvo que hacerse cargo económicamente de ese amigo y de toda su familia. Desde pagarles un departamento cerca de su casa en Surco, hasta velar por su alimentación y su salud.
“Lo hago por nuestra hermandad en Cristo”, me respondió cuando le pregunté por qué lo ayudaba tanto. Sobre todo, cuando este amigo ponía mil escusas para no trabajar y siempre paraba en modo tóxico. El Tío Tourette, tuvo que alquilarle, en otro distrito, un nuevo lugar para vivir y hacerle un préstamo a condición de que ya no lo buscara más para pedirle apoyo.

Antes de la pandemia, un general alemán se ganó su confianza y le pro- puso un negocio con piedras preciosas que comprarían en Colombia y vend- erían en Europa cuadriplicando su inversión. Noeding se prestó de sus amigos más cercanos para conseguir el monto que le pedía; sin embargo, el general desapareció una vez comprado el primer lote de esmeraldas, con las mismas.

El Tío Tourette puede quedarse toda una tarde contando historias de las veces que fue estafado. Pero, la que le trajo más problemas fue en el 2004, cuando al encontrarse sin trabajo, con esposa y una hija de 5 años, decidió emprender y gastar todos sus ahorros, abriendo una academia en el campo de finanzas junto a un profesor que conoció en la universidad. Este también lo estafó y se quedó con todo.
Aquel hecho terminó colmando la paciencia de su esposa, quien cansada de la salud emocional de Noeding por los medicamentos tóxicos que consumía durante años y la estafa que dejó a la familia sin nada de dinero, le pidió el divorcio para luego irse a vivir a Alemania junto con su hija.

Sin duda, este es el hecho que él recuerda con más dolor, pues justo cuando recién empezaba a disfrutar de su hija, ahora con un mejor tratamiento para su enfermedad, la tenía que dejar ir muy lejos. Hoy en su estudio, mira fotos pegadas en su pared y me dice: “Ella es mi hija, vive en Alemania, se acaba de casar. Ella estudia psicología. Hace pocos días me llamó y me dijo que sospe-cha que también sufro de un ligero Síndrome de Asperger combinado con mi ADHS por el Tourette. Creo que por eso he sido estúpidamente ingenuo y me han logrado estafar esas veces”.

“En el infierno de la droga”

Entre los liberales peruanos un escándalo empezó a correr como pól- vora. El haberse pasado al partido del león le salió muy caro al Tío Tourette. El líder de su anterior partido –el que lo estafó- lo acusa de traidor, pero además de haber consumido, en el pasado, el tan cuestionado polvo blanco. Inmediata- mente, todos empezamos a llamarlo. No podíamos creerlo. Pero Noeding, quien siempre dice la verdad, confirmó honestamente aquel rumor.

El escándalo creció aún más cuando el Tío Tourette contó también que el líder del otro partido pudo sacar este oscuro episodio de su pasado, porque juntos estuvieron recluidos en el famoso Centro Victoria, conocido por albergar a los adictos de la calle. ¿Qué hacía un hombre como Noeding en un lugar cómo ese?

“Ante el dolor desgarrante de verme separado de mi hija luego de mi divorcio, me fui abandonando. Encontré algo de consuelo en una mujer con la que viví tres años. Íbamos a casarnos, pero mostraba mezquindad hacia mi hija. Además, tenía cierto vicio que me compartió”, cuenta. En el 2005, ese vicio parecía ser un juego controlado; sin embargo, tiempo después, a sus 44 años, tuvo que aceptar que tenía una adicción.

De un infierno a otro infierno. Parecía que la vida estaba en- sañándose con Kurt. Antes conservaba las fuerzas para salir de sus prob- lemas. Ahora, esas sustancias lo arrastraban cada vez más al hoyo. Ahí su familia decidió darle la espalda, a excepción de su madre, quien se con- virtió en su único soporte. “Mi mamá siempre me apoyó económica y moral- mente. Sobre todo, cuando no podía dejar el vicio”, lo dice con mucha pena.

Es así que, en el 2009, le pidió a su madre que lo internara en una clínica privada para recibir tratamiento; no obstante, su rebeldía, aburrimiento y falta de compromiso lo hicieron desertar. El día que se fue, el director del estableci-miento lo despidió, no sin antes decirle que se portara como hombre, que ya no era un niño y que reflexionara por el dolor que le estaba haciendo pasar a sus padres.

Kurt sabía que aquel médico le había leído la mente, pues era consciente de que no hubiera podido encontrar el tratamiento adecuado a su Tourette, ni tener todos esos logros académicos sin ayuda de su mamá. Esto le dio nueva- mente fuerzas para dejar su adicción, pero ahora, decidido a hacerlo solo, más aún cuando su madre ya había gastado mucho dinero en aquella clínica.

Es así, que encontró al tan conocido Centro Victoria. “Lo que me llamó la atención fue que era gratis”, comenta. Además, dicho centro de rehabilitación combinaba las terapias con dinámicas, cánticos y rezos dirigidos a Dios. Kurt encontró en la fe, la llave para salir de su vicio.

No obstante, el hecho de que dicho lugar fuera gratis, no significaba que el internamiento fuera fácil, ni mucho menos bonito. Dormir en colchonetas en el suelo, bañarse con agua fría y salir a vender productos a la calle (sumado a la estricta disciplina) hacían de éste, un lugar muy duro; sobre todo, para una persona que siempre lo tuvo todo como Noeding.

Pero nuevamente su ángel de la guardia salió a su rescate. Su madre iba a visitarlo continuamente llevando víveres para él y todos los miembros del centro. Esto le valió un mejor trato que al resto y la envidia de algunos de sus compañeros, como aquella persona que sacó a relucir esta penosa parte de su vida pasada. “Una vez hizo problemas porque yo recibía privilegios, bajo la ex- cusa de atacar la malcriadez de mi Tourette”, cuenta Kurt, respecto al pequeño sujeto que, pese a haber estado en sus mismas condiciones, hoy lo señala con el dedo acusador.

El 2010 se convirtió para el Tío Tourette en un año muy importante, pues ocurrieron hechos más que significativos. Primero, que había dejado definitiv- amente los vicios. Y segundo, la pérdida de su padre. Ahora quedaba solo con su madre y con la lucidez para darle un nuevo significado a su vida.

“La bendición de los mercados libres”

Otro día de visita a su oficina, Noeding me muestra una cajita de plástico con múltiples compartimientos en los que separa por día de la semana todas las pastillas que toma. Son muchas. “Kurt cree que cualquier problema se puede solucionar tomando una pastilla”, me dice riendo, Evelyn, su pareja de años.

El Tío Tourette encontró en el libre mercado el alivio para su enfermedad, ya que es común, mientras que los mercados sean libres, ver a las empre- sas farmacéuticas enfocarse en producir medicamentos para pacientes como él. Conoce de primera mano el poder del mercado para solucionar problemas de personas vulnerables. También sabe que el estatismo obstruye, cada vez más, esta virtud mercantil.

“Cuando los emprendedores, con su capital, descubren desajustes sociales de la oferta y demanda, ellos aprovechan para hacer negocios y como consecuencia no intencionada, estos empresarios solucionan los problemas de los consumidores con variados productos de distintas calidades y a precios cada vez más accesibles, cuando la competencia es libre”, menciona.

Gracias a estos medicamentos, él logró ejercer la docencia en universi- dades como la Ricardo Palma, Científica Del Sur y San Ignacio de Loyola, que reconocieron que su discapacidad no lo hacia un incapaz. Además, para con- vertirse en un experto en liberalismo, llevó un diplomado en Epistemología en la Academia Peruana de Filosofía y Ciencia, otro diploma en Filosofía en la Uni- versidad del Norte Santo Tomás de Aquino, una maestría en Economía en la Universidad Francisco Marroquín, y otra en Value Investing y Ciclos Económicos en el Centro de Estudios Superiores Manuel Ayau, OMMA..

Asimismo, empezó a seguir a diferentes referentes del liberalismo pe- ruanos y extranjeros, con quienes guarda mucha amistad como es el caso del Dr. Gabriel Zanotti de Argentina, a quien el Profe Tourette tiene una especial consideración al haber asimilado parte de su enseñanza filosófica, así como los maestros Jesús Huerta de Soto, Juan Ramón Rallo y José Ignacio del Castillo de España, que lo han formado en Macroeconomía y Ciclos Económicos, o el mae- stro en Procesos de Mercado, el argentino Juan Sebastián Landoni y el experto en el enfoque de la Macroeconomía del Capital de Garrison, el también argentino Adrían Ravier.

Noeding tiene claro que el camino para un mundo mejor son las ideas de la libertad y del gobierno limitado; por lo que, desde hace veinte años viene dedicando su vida también a difundir estas ideas: “El bienestar surge cuando predomina el Estado de Derecho Clásico de Gobierno Limitado como marco institucional de la economía de libre mercado”, comenta

“La renovación educativa para un espíritu libre”

“Creo que todo hombre que abraza las ideas de la libertad ya es una gran persona; porque, no sólo busca su bienestar personal, fomentando la acu- mulación de capital, sino que también buscan el bien común, aunque sea de modo no intencionado, gracias a los procesos bajo libertad competitiva”. Se logra así el bienestar común, el mismo por el que muchos jóvenes, bien intencio- nados pero ingenuos, abrazan ideas estatistas, ya sea del socialismo marxista o del nacional socialismo. Los liberales no basamos nuestras ideas en buenas intenciones, sino en datos y argumentos ciertos.

Siempre busco grandes hombres como Kurt, creo que juntando a un puñado de ellos podríamos cambiar las cosas. Es por eso que, apenas tuve la oportunidad, le propuse ser parte del partido del león.

En Perú, en cada elección, la población aplaude propuestas económicas nocivas, presentadas por candidatos que difunden valores nefastos como la envidia, el odio, el resentimiento. Los estatistas buscan formar ciudadanos temerosos de ser independientes para que vean con buenos ojos a un Estado todo poderoso que pueda solucionar sus problemas.

Esto es dejado por alto por la mayoría de economistas, quienes solo se enfocan en el crecimiento económico y no en la batalla cultural; no obstante, en el caso del Tío Tourette esto es diferente. Él ha dado un paso más allá que cualquier otro liberal. Busca no solo enseñar liberalismo, sino lograr que sus alumnos sean mejores personas. Para esto es un asiduo investigador de la ped- agogía. Él sabe que enseñar no es cosa fácil.

Asimismo, cuestiona el sistema de educación, por formar ya desde los colegios, a niños temerosos de equivocarse. “Por decirlo de forma simple, las personas que tienen miedo a cometer errores, no aprenden mucho, porque no se atreven a intentar mucho, aunque aprendan de memoria a responder perfectamente”, señala. En ese sentido para Noeding, el sistema educativo estatista, asegura formar empleados temerosos de cometer errores para agradar obedientemente a sus jefes, y no emprendedores que salgan a enfrentar la vida, sabiendo que implica cometer errores en el camino.

Para conseguir este tipo de valientes emprendedores, el Tío Tourette apuesta por la educación espiritual, pues sólo se puede sacar lo mejor de las personas tocando su espíritu. Pone como ejemplo la película de “Corazón Valiente” en la que el protagonista, representado por Mel Gibson, motiva a un gru- po de granjeros escoceses a enfrentar al ejército más poderoso del mundo, el inglés.

“Me he dado cuenta de que los líderes más exitosos han sido entrenados para desarrollar la habilidad de hablarle al espíritu de otros seres humanos. Tienen la habilidad de motivar la grandeza que hay en quienes vienen justo detrás de ellos y de inspirarlos a subir más allá de sus limitaciones”, explica.

“Más allá del mercado: Mi Misión”

Lamentablemente, la labor que Kurt y muchos liberales nos hemos propuesto, se hace muy difícil, pues no estamos sólo frente a una población ingenua, a la espera de conocimientos que les permitan tomar mejores decisiones, sino que tenemos como principal problema la presencia de organizaciones naciona- les y extranjeras financiadas por muchos intereses particulares, para promover ideas estatistas, que confunden al pueblo.

“Hay una alianza tácita entre politiqueros socialistas y malos empre- sarios, de la oligarquía mercantilista, que compiten en los mercados políticos para asegurarse ventajas por medio de los poderes coercitivos del Estado, para limitar la competencia y el mercado de bienes y servicios, perjudicando y reduciendo el nivel de vida del ciudadano de a pie, ya que generan distorsiones y desequilibrios económicos y sociales por restringir estos mercados, mante- niendo elevados los precios, y bajas las calidades”, menciona el Tío Tourette.

En ese sentido, para Noeding la solución pasa por hacer justamente todo lo contrario. Los liberales deben crear organizaciones académicas con brazos políticos partidarios, para difundir las ideas de la libertad y del gobierno limita- do, no sólo en la academia, sino también permeando la cultura por medio de la actividad política, puesto que la libertad es un bien que debe ser vigilado per- manentemente por los civiles, para que siempre rija. Esta es la razón por la cual aceptó militar en el partido del león.

Asimismo, el Profe Tourette se percató de que el problema es más complicado aún de lo que muchos creen, pues ya no se trata sólo de combatir al tradicional marxista de inicios del siglo XX, sino a su versión moderna llama- da “Marxismo Cultural”. Este es más peligroso, ya que se inserta en la socie- dad civil, a través de agendas políticas y programáticas ligadas al globalismo, como el feminismo radical, el ecologis- mo anti desarrollo, la ideología de género y el indigenismo racista disfrazado de multiculturalismo.

“Han tomado colegios y universidades, implementando un sistema ed- ucativo que adoctrina en un pensamiento único”, menciona Kurt con mucha preocupación. Es por eso que sus clases no son sólo de liberalismo. El busca tender puentes a los conservadores, quienes fueron un muro de contención con- tra la ideología de género, años atrás, y también busca el acercamiento a los patriotas, en el buen sentido del término.

El Profe Tourette, al igual que el Dr. Jesús Huertas de Soto, busca demostrar que no hay contradicciones entre el Dios Creador y el liberalismo. Además, busca demostrar igualmente, la compatibilidad con el indigenismo. El considera que todo esto será la única forma eficaz de lucha contra el estatismo, aunque muchos crean que sólo es un soñador.

“Me he dado cuenta de que las personas que matan los sueños de otros, han renunciado a sus propios sueños. Lo importante es luchar por alca- nzar algo, y hacer lo mejor para desarrollar tu potencial. Yo, en este tramo final de mi vida, busco fomentar las bases, en el Perú, de un acompañamiento cul- tural de las instituciones económicas liberales”, finaliza.

EPÍLOGO: “LAS DIFERENCIAS QUE NOS UNEN”.

1.

Hace unos días cuando me conminaron a escribir este breve epílogo, me surgió la ineludible pregunta: ¿qué podría decir un cura socialista de un economista brillante y libertario?, ¿qué podría decir que no sonara cliché?, ¿debía quizá, por el simple hecho de coincidir con Kurt en nuestra creencia y fe en Jesús, prologar desde la coincidencia? No, claro que no.

Me rehusé tajantemente a escribir un epílogo lleno de aquellas palabras de sesuda unidad que ha empleado la jerarquía de la iglesia católica para endulzar la mente del pueblo y distraerlo de sus diferencias de clase, es por eso que no centraré estas líneas en fingir un falso acuerdo sino, por el contrario, he decidido prologar su crónica reconociendo nuestras diferencias.

Diferencias no solo doctrinales y políticas de quien puede ser un adversario de clase pero un amigo de espíritu, pues, como yo, Kurt goza de un espíritu indómito cuyo deseo inflamado de cambio y de transformación no terminará jamás.


Hablar de Kurt es además hablar de la encarnación misma de un sentido irrevocable de lealtad por sus ideales, deja su sangre en sus ideas como diría Nietzsche y esas virtudes, son las que más deberían de valorarse en el espíritu de un hombre.

En ese sentido no puedo dejar de recordar al amauta José Carlos Mariátegui quien en una carta escrita el 30 de abril de 1927 y dirigida a don Samuel Glusberg dijo lo siguiente en referencia a Lugones, un periodista argentino de derecha:
“Estoy políticamente en el polo opuesto de Lugones. Soy revolucionario. Pero creo que entre hombres de pensamiento neto y posición definida es fácil entenderse y apreciarse, aun combatiéndose. Sobre todo, combatiéndose.”.

Hoy hago mía esta gran epístola para decir que solo en el combate, y nunca fuera del él, es que se construyen los verdaderos imperios en la política.
Reconocer y admirar las habilidades y virtudes de quien está en la otra orilla del pensamiento nos ayuda a desarrollarnos, a no claudicar en ser cada día mejores pues no podemos permitirnos estar en desventaja de quien defiende al sistema. Es verdad que Kurt detesta y combate el mer- cantilismo, y en hora buena que así sea, pero, ¿eso es suficiente?
Es en esta controversia y diferencia en las que podemos cultivar el amor intelectual; es aquí y en ningún otra ágora en la que se nos va la vida como una historia que se narra, se escribe y reescribe con nuestros propios dedos.
En cuanto a las condiciones de vida por las que atravesó Kurt, solo me queda recordarle al lector que, como se entiende desde el marxismo, el hombre es un ser histórico en construcción, un ser que va cambiando, sin esencia y sin restricción natural, si no por el contrario, somos seres que nos vamos construyendo.

Llegados a este punto no podemos dejar de lado el toque existencialista y por eso traigo la cita Sartriana que grafica, aún más todavía, los méritos y virtudes del gran profesor Kurt: “Somos lo que hacemos con lo que el mundo hizo de nosotros”, en ese sentido Kurt, y todo lo que es hoy, no es otra cosa que el producto de su historia incontrastable, de su única y genial vida la cual ha alumbrado aquel pensamiento de cambio que lo caracteriza y lo hace único.
Kurt es único no solo por lo que hemos dicho hasta aquí, sino también, y sobre todo, porque fue pensado en la mente de Dios desde la eternidad, tal como nos enseña el gran san Agustín.
Por tanto, si pudiésemos sintetizar la existencia de mi amigo en una frase, no me quepa la menor duda que esa sería: “per aspera ad astra”.

Padre Luis Alejandro Bazalar García (opositor en su socialismo y su particular teologia)
Sacerdote, Teólogo, Filósofo y Politólogo

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Cinco años antes de conocer a Kurt Noeding, sabía que aquellos espas- mos, movimientos o sonidos repentinos que la sociedad a mi alrededor hacía en forma repetida y que no podía controlar voluntariamente sig- nificaban no sólo las necesidades y condiciones humanas de esa época sino también aquellas de cualquier edad o espacio temporal predece- sor o contemporáneo.

¿Dónde residía entoncesla magnanimidad o la audacia de un adolescente de un colegio alemán de la ciudad de Lima?

¿Acaso en el hecho indubitativo de ayudar o propiciar una mejor manera de vivir para él y las personas que lo rodean?

Esa es su naturaleza; hará eso a los doce años que es cuando conocí a Kurt Noeding, o ahora, un poco más de cuarenta años después.

Y éste era un patrón o un ADN cultural que se repetía y mejoraba de manera paulatina en el tiempo entre nuestros compañeros. Ya antes pude conocer a la señora Hilde, su madre, y a su hermana, Edith, la Gacela de Oro, cuando nos hablaba de atletismo en el colegio, junto al Profesor Fernando Acevedo, otro gran campeón peruano. Y es que se trataba de una información que penetraba las edades y las generaciones para mejorar el comportamiento individual y familiar en una forma que lograba optimizar a sus congéneres sin manuales o reglamentos de por medio.

Conocí a un Kurt de otro universo con respecto al mío, con el único ele- mento común de la edad. Y no había frases hechas o teatralización innec- esaria o agresiva: Sólo un muchacho que ayudaba a otro a entender el mundo del álgebra, como ahora lo puede hacer con el de la economía o la mejor manera de distribuir los beneficios que produce nuestra sociedad.

¿Qué significa el Tourette, entonces, en la vida de Kurt? Claramente, sólo
una persona como él, podría manejar toda la realidad que esto implica para un ser humano. En el caso del joven Noeding que conocí, significa enfrentar los hechos para que los espasmos no sean agresivamente negativos por sus consecuencias, sino poseer la resilien- cia para lograr que el sistema nervioso afectado siga generando bienestar individual y societario, aún
cuando ello pueda parecer injusto pero tierno, sublime y kurtiano a la vez.

Sergio Romero Velazco (compañero del Colegio Humboldt)
Autor, Desarrollador y Gestor en Seguridad Preventiva y Delictiva de la Aviación, así como de Gestión de la Calidad

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